Astronomía y cartografía de los siglos XVIII y XIX

Astronomía y cartografía son dos ciencias que siempre han ido de la mano, pero su relación
fue particularmente notoria en la España de los siglos xviii y xix, cuando mantener el control
sobre los extensísimos dominios de la Corona hacía indispensable disponer de unos mapas fiables.
Astrónomos y geodestas se afanaban pues por conseguir los datos precisos para asegurar que
las expediciones llegasen a buen término y para realizar una descripción de los territorios de
ultramar tan fiel como fuese posible.
Contrariamente a la idea que algunos parecen querer propagar de que España permanecía
atrasada científicamente, lo cierto es que los científicos y marinos nacionales realizaron en esa
época una ingente labor a un lado y otro de los océanos. A partir de mediados del siglo xviii, España tiene siempre en marcha al menos una expedición, a veces hasta media docena. A menudo
con el ánimo de ampliar sus fronteras para frenar los apetitos expansionistas de franceses e ingleses, las expediciones se multiplican hacia diversos destinos. A veces se alega una motivación
científica, pero lo cierto es que los objetivos suelen ser principalmente políticos y económicos.
No obstante, la cartografía siempre juega un papel predominante en toda expedición. Los
marinos se erigen en excelentes cartógrafos que, en su afán de elaborar los mapas más precisos
posibles, llegan a desarrollar en las Américas nuevas técnicas astronómicas y geodésicas que se
aplican allí incluso antes que en la España peninsular. Siguiendo las iniciativas del insigne marino Jorge Juan, se fundan los observatorios astronómicos de San Fernando (Cádiz) y de Madrid.
Y a estos se suman otros en ultramar, como los de Montevideo y Bogotá.
Entre los eventos que se celebraron con motivo del quinto centenario de la llegada de los
españoles a América (1492-1992), en el año 1987 se celebró en Madrid una exposición sobre
«Astronomía y Cartografía de los siglos xviii y xix». Para ello sumaron esfuerzos la Comisión del
Quinto Centenario, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Observatorio Astronómico Nacional (que, a su vez, forma parte del IGN).
La exposición iba acompañada de este completísimo catálogo que ahora se reedita tan oportunamente. Además de las prolijas descripciones de instrumentos científicos y mapas, se recogen
aquí las contribuciones del gran historiador de la ciencia Juan Vernet, de los que eran entonces
directores del Observatorio de San Fernando, Manuel Catalán, y del Observatorio Astronómico
Nacional, Manuel López Arroyo. También se incluye un recorrido por las expediciones del
s. xviii realizado por la historiadora Mercedes Palau y un panorama sobre la cartografía española
de la misma época con cargo a quien fue director general del IGN, el ingeniero geógrafo Rodolfo
Núñez de las Cuevas.
Prólogo
VI
Se trata, como podemos apreciar en las páginas de este volumen, de una etapa apasionante, en la que la cartografía es de máximo interés estratégico y la astronomía sufre una revolución que la llevará de ser mero apoyo de la navegación (astrometría) a convertirse en el estudio
físico del universo.
Además, el libro que tenemos en nuestras manos nos ofrece una amplia perspectiva sobre
algunos de los aspectos más apasionantes de lo que fue la Ilustración en España. Quizás el
movimiento ilustrado no estuvo aquí tan bien orquestado como en otras naciones europeas donde disfrutaron de un Hume, un Kant o un Voltaire. Pero, sin embargo, España no fue entonces
la nación inculta y atrasada que, como decíamos, algunos parecen estar empeñados en hacernos
creer. Las personalidades de los marinos, astrónomos y cartógrafos españoles que desfilan por
este libro, nos asombran hoy por sus proezas y por el virtuosismo de sus trabajos.
Observaciones, mediciones, cálculos, creación de nuevas instituciones como observatorios
astronómicos, jardines botánicos, laboratorios de química, fábricas de vidrio, colecciones de
mineralogía y de zoología… son algunas de las muestras de lo que fue nuestro Siglo de las Luces,
un auténtico hervidero intelectual en el que, como se ilustra de manera magnífica en este volumen,
tanto astronomía como cartografía jugaron papeles clave.