Maderos y hierros que perviven / Yolanda Dolores Terán Trillo
Signatura | Copia | Colección |
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10887 | Capítulo en monografía |
La llegada de los españoles al nuevo continente trajo la importación de diversas herramientas, productos animales y tecnologías que dieron origen a cambios en la forma de vida de los pueblos conquistados. Muchas de ellas se vincularon a su alimentación, como fue el caso de la siembra de trigo y su molienda. En gran parte del territorio de la que sería la Nueva España, el maíz alternó con el trigo en las llamadas haciendas, eras y pajares que daban cuenta de su existencia. Para el trigo la tradicional molienda manual fue sustituida por una nueva energía, molinos hidráulicos se establecieron en gran parte del territorio para satisfacer la demanda de transformar suficiente trigo en harina. Dicha tecnología novohispana prolongó su uso en alguna de las regiones del México actual hasta finales del siglo XIX y principios del XX. Vestigios de aquellas enormes máquinas quedaron ocultos entre muros de piedra, lodo y a veces agua.
P. 229-238
Bibliografía: p. 238
Localización permanente | Código de barras | |
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Fundación Juanelo Turriano | 10887 |
La llegada de los españoles al nuevo continente trajo la importación de diversas herramientas, productos animales y tecnologías que dieron origen a cambios en la forma de vida de los pueblos conquistados. Muchas de ellas se vincularon a su alimentación, como fue el caso de la siembra de trigo y su molienda. En gran parte del territorio de la que sería la Nueva España, el maíz alternó con el trigo en las llamadas haciendas, eras y pajares que daban cuenta de su existencia. Para el trigo la tradicional molienda manual fue sustituida por una nueva energía, molinos hidráulicos se establecieron en gran parte del territorio para satisfacer la demanda de transformar suficiente trigo en harina. Dicha tecnología novohispana prolongó su uso en alguna de las regiones del México actual hasta finales del siglo XIX y principios del XX. Vestigios de aquellas enormes máquinas quedaron ocultos entre muros de piedra, lodo y a veces agua.
P. 229-238
Bibliografía: p. 238